La Vuelta a Santander ha sido suspendida. El gran Oprobio y Horror generado por la caravana de maziellos, arrastrado tras de si en su errático avance hacia Santander, dejando negror desde Zaragoza a Logroño, pasando por áreas de servicio vascas y navarras, provocó que la Organización decidiese suspender la prueba el sábado por la mañana después de comprobar con pasmo y miedo como alguno de los participantes había logardo incrementos de peso de 2,9 kg. La carrera fue detenida de inmediato para salvaguardar la salud de los participantes antes de que terminasen de caer en la mayor de las hecatombes.
La carrera hasta este punto se puede resumir en una vorágine de terror que dio comienzo en el bar Estudios de Zaragoza. Una horda de bastardos hizo acto de aparición sobre las 11 de la noche en dicho bar haciendo suya una de las mesas que quedó, tras una hora de sinrazón, como si la batalla por Stalingrado se hubiese desarrollado sobre su superficie. No hubo tregua desde el primer momento y al poderoso trasiego de vino y tablas de embutido se unió la ingesta vomitiva de rebanadas de paté con anchoas y pimientos todo ello rezumando aceite. Sin piedad.
Pero esto no fue nada cuando al día siguiente la etapa se planteó como un sindios y un sinvivir. La salida, en un Panishop del Actur donde las napolitanas y los batidos de litro hicieron aparición. Pero esto, seguía sin ser nada. La vergüenza, el oprobio, llegaría más tarde, en Logroño. Al infernal ritmo de ronda de tapas y dos botellas de vino, ronda de tapas y dos botellas de vino... saquen ustedes cuentas de lo que se provoca a esta marcheta durante tres horas en la calle del Laurel.
Miedo, asco, depravación, mingitaciones aviesas para no perder el ritmo de la etapa. Horror...
No se puede describir (ni debe ser hecho) con palabras lo que allí acaeció. Siguiente parada, un area de servicio donde repostar en todos los sentidos. Qué cara se le puede quedar a una gasolinera cuando le entra un tío a la tienda preguntando "¿Dónde están mis zapatillas?". Dantesco. Un viaje hasta Santander amenizado con ventosidades y asquerosidades que tampoco deben ser descritas en demasía. Saludos fraternales a nuestros vecinos franceses...
Llegada a Santander y busqueda de un lugar donde cenar. Arrasamiento y aniquilación de dos menús de 5 personas en un chino. Sin palabras.
Visita a la zona de bares y primera ronda de litros de calimocho. "Aquí hacen platos combinados ¿quién se apunta?". La cocina estaba cerrada. Menos mal. Seguiremos informando...
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