miércoles, agosto 20, 2008

El Gran Pánico II

Hemos dejado a nuestros queridos maziellos deambulando por Santander recien salidos de un Chino donde se han alicatado dos menús de 5 personas con cantidades ingentes de agua y vino para hidratar. La muchachada avanza firme y con convicción a pesar de llevar ya doce horas (algunos más) montados en la bicicleta.
La primera parada se realiza en un garito del tipo Nanisex donde sirven calimochos y jackdaniels en vasos de litro. Excelente. Kosovo aprecia que hay una bonita carta de platos combinados y aviesamente le declara a Ugrumov su intención de forzar una nueva escapada, esta ya sí, para encumbrarse al liderato. Desgraciadamente la cocina estaba cerrada y esta pareja de jabatos no pudo pegar el demarraje.
No obstante, en un gran movimiento táctico, estos dos mozos se apostaron en la denominada "esquina del Maná" frente a "La Selecta", un lugar con tan solo cuatro especialidades, frankfurts, bocadillos de bacon, paninis y napolitanas. Suficiente para perpetrar el ataque definitivo sentados en la acera. El dependiente quedó asombrado cuando un chopo con la camiseta del punky de loca academia le pidió un bocadillo bacon, zorro como un canasto. El dependiente, que era como José Manuel Calderón pero con las orejas de Michael Phelps (Miguel Felpas, según un lisonjero camerero de Logroño que decía que este tío es de Badajoz pero que lo habían expulsado por homosexual...) acabó de fliparla cuando Kosovo le espetó "yo quiero lo mismo que mi amigo pero con jarcia"
"¿A que se refiere (con jarcia)?" -dicho todo esto en un tono klamsteinn.
Kosovo, impasible el ademán, fue dirigiendo las operaciones. Echaisneme cebolla y pepinillos y de esto y de lo otro...
Posteriormente se sentaron en la puerta para degustar esas delicias mientras pasaban las muchachas (que no la muchacha) con obscenos pantalones blancos sin bragas. ¿Os acordáis de cuando Schuster estaba de buen año y llevaba los pantalones del Cuatro de aquella manera tan lasciva? Pues era lo mismo pero cambiando al ternerete de 100 kg por unas peleretas de 50 kg. Bramidos, cánticos y blasfemias al cielo eran imprecadas al paso de estas zagalas. Especialmente obsceno fue el juramento dedicado a una zagala que no solamente no llevaba bragas sino que además el pantalón era muy pero que muy, muy pequeño. La calle entera se giró para ver de que oscura garganta salía semejante bramido...
El deambular siguió y siguió aunque no dando tantísimo asco como a su paso por Logroño. El hecho de no encontrar el Parlamento de Cantabria fue otro punto a su favor...
El pelotón se iba desgranando hasta que la creme se quedó para disputar la etapa (y liderato) en la muy selecta sala BNS previo baño en la playa del Sardinero para refrescar esos cuerpos serranos.
La entrada de nuestros héroes en dicho bar no fue tomada por alto. La muchachada aplaudía el paso de los ciclistas que se distinguían del resto con esas vistosas camisetas (en algunos casos llenas de lamparones). Rusia lo intentó una y otra vez con sus bailes a lo Rick Astley pero el hecho de llevar la foto del pequeñete gafotas en el pecho le restó muchos enteros. Una vez se dieron cuenta nuestros corredores de que en esas condiciones jamás de los jamases podrían acercarse a ninguna fuineta decidieron dar la etapa por concluida y marchar a velar armas al reposo del maziello...

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