jueves, marzo 31, 2011

El Tour de Flandes

Y otra semana que la segunda parte de las aventuretas de Santander se queda a punto de salir... está escrita, que nadie se piense. Le queda nada, unas tonterías para poder ser publicada pero el devenir de los acontecimientos obliga a hablar de otras cosas.


De todos es sabido que el Ciclismo es un invento méramente primaveral y veraniego. Hay estorrocaos de la cabeza que también campan con sus bicicletas en Invierno, pero no los he visto jamás coger un tramo de pavés en Invierno, no... los tramos güenos, güenos, de los de ir buscando el arcen para no caerse son en Primavera.


De todos es sabido que la A.G. (asociación gastronómica) Buco Juniors le gusta correr las grandes clásicas con sus corredores. En general es un grupo algo heterogéneo que se divide entre los purasangre de fechas concretas que apuntan una ronda en su calendario, la disputan y la ganan como pueden ser Desmond Cavendish, el Barbol Cancellara, Joseangelcomotepones Marchante o, aunque ya ha pasado al semiretiro, el gran grimpeur Patxi Panizo.

El resto, somos una suerte de Eduardos Chozas de nuestra época que lo mismo corremos el Gran Premio Haribo de las Galletas como el Tour de Francia, con la misma bursatilidad y plasticidad en nuestra pedalada.

El joven Alibégovic, el veterano Grisnell, los Schlek, Kaiser Gesink, Sandy Casals, GM Lafergeld o Guillekurov somos la esencia de la lucha sin cuartel en cualquier repecho.

Casos aparte representan Dani Paulinho, Jesús BerbeVroek, Tony Martin, Djamolidine Esforzaparov y V. Toré Karpets. Alternan meses de desaparición y reclusión en los que sin duda se dopan como posesos para volver a la competición arrasando con lo que encuentran.


Y de todos es sabido que las grandes clásicas comienzan ya en una sucesión diabólica que nos llevará sin tiempo para recobrar el aliento hasta las grandes citas de la Lieja-Bastogne-Lieja el fin de semana de San Jorge que este año coincide con las fechas en que matan a Dios, los IV Días de Dunkerque en agosto que como siempre coinciden con el Higadicidio en el Campo de las EEPP, y la Vuelta a España que coincide con las fiestas de Nieblavilla.


Este fin de semana toca, el Tour de Flandes (o de Flanes o qué se yo...). Algunos corredores ya nos encontramos afilando los crampones de los tubulares para tan magna cita. A fuerza de ostiones, artistas del adoquín como la rateta eslovena, el jovenzuelo Alibégovic, han enseñado al resto de coequipiers a coger la posición en el arcén para no comerse el pavés y circular con fina elegancia igual que sus antepasados austrohúngaros, pero seguimos teniendo problemas con el tema de los tubulares en los días en los que el barro hace acto de presencia.


Solución, rodar y rodar. Pero lo que parece una solución al final acaba convirtiéndose en el virus que ataca a todos los sistemas y que acaba por desmoronar la confianza de muchos en sus posibilidades en tan temido barro. Rodar y rodar. Y evitar y evitar. A fuerza de rodar, se evita coger el barro, se va por el pavés en una posición cómoda y al final esto hace que el día que realmente hay que calzarse los crampones, el Infierno del Norte se manifiesta...


Hace dos semanas, el nucleo duro de la AG (asociación gastronómica) circulaba por una tranquila carretera después de haber subido un par de puertos, duros pero asequibles, por la mañana. Todo parecía indicar que se trataba del típico entrenamiento nocturno sobre carretera recién asfaltada. De hecho, varios integrantes del equipo nos marchábamos para el hotel de concentración cuando de repente comenzó a llover de lo lindo, justamente cuando la carretera buena terminaba. Tramo de adoquines. Y mucho barro en el suelo.


Bueno, pues nos quedamos. No pasa nada. Guillekurov, siempre muy animoso en estas circunstancias, llevaba un día particularmente tranquilo para lo que él es habitual. Ni tan siquiera se planteó pasar por la bardera. Optó por seguir con la alimaña eslovena y el mayor de los Schlek, la ruta cicloturista del arcén liso y seguro, el camino de los tirurís.


Pero el pequeño de los Schlek está hecho de otra pasta. Sus últimas sesiones, pagadas a base de talonario, con el señor Mourinho para que le infiltre, más si cabe el instinto asesino y ganador y nos lo inocule a toda esta banda de mediocres clasicómanos, le hicieron pasar a la acción.


A la mierda!, se escuchó, mientras el pequeño de los Schlek paraba para calzarse los tubulares con crampones de palmo y medio y meterse de lleno en el barro. Lo que podría haber sido una tierna acometida y un rodar sin complicaciones hasta lograr el objetivo se convirtió en una entrada un tanto abrupta para ser escupido de nuevo hacia el arcén por algún adoquín que no supo esquivar. Y caída por los suelos. Viendo que un as en estas circunstancias se metía semejante ostión, el resto optamos por frenar el ritmo para esperar al Schlek Mourinhizado que maldecía y juraba en arameo, echando pestes del puñetero barro.


La semana pasada fue aun más tranquila, más si cabe para los siempre conservadores Schlek mayor y Alibégovic. Esforzaparov y Guillekurov se batieron el cobre por lograr la combatividad en la Gante-Wegelvem pero no dejaba de ser una carrera menor. El Schlek Mourinhizado probó otra vez con otro tipo de barro, algo más tastado, pero los crampones tampoco le terminaron de funcionar. Juraba, sí, pero no tanto como Desmond Cavendish al que le habían marcado la etapa con una cruceta y le salió un perro en mitad del camino cuando estaba marchándose en uno de los tramos de pavés. Ostión del quince y para casa. Y ya veremos cuando vuelve a correr de esa manera... Lo que es seguro es que como se vuelva a cruzar a ese perro, lo pasará por encima con un aladro...


Y esta semana toca el Tour de Flandes. Algunos hemos comenzado a entrenar estos díetas, en lo que pensábamos que serían unas jornadas de tranquilidad y buenos alimentos. Los cojones. El pequeño de los Schlek se encuentra con unos procesos catarrales que le acompañan de manera sempiterna, así que no ha acompañado al mayor de los Schlek a la concentración junto a GM Lafergeld y Chus Hefner.

A otra zona ha marchado Desmond Cavendish, a ver si no se encuentra perretes en el camino dispuesto a ir retomando otra vez el golpe de pedal. En una conversación rutinaria de equipo, Desmond le ha hecho saber al mayor de los Schlek que, en lo que creía que sería una apacible jornada, había encontrado muchísmo barro y que se planteaba calzar los crampones para el fin de semana. Todo un canibal.


Por otra parte, el mayor de los Schlek le comentaba que él sí que había encontrado barro. Pero barro hasta las cejas. Y que no había tenido cojones a calzarse los crampones. El hecho de que ya no se respeten las jornadas de descanso le había descolocado y no había sabido como actuar. En un tramo lo tuvo que sacar GM cuando ya daba muestras de poderse destrepar por una peligrosa cuneta. En otro de los tramos, tuvo que soportar los jocosos comentarios de su compañero Hefner quien seguía el recorrido en el coche de equipo, "Hay barro, eh, jodido!".


Semejantes noticias han llegado al Schlek Mourinhizado quien ha decidido acudir a batirse el cobre en semejantes, e inadvertidos, tramos de pavés y barrizales sin fin. De lo que acontezca en semejante sindiós, se hablará en otra ocasión. Seguramente con motivo de la Lieja-Bastogne-Lieja a la que nadie quiere ir, igual que el año pasado, pero que tócate los cojones porque acabará acudiendo todo el mundo a llenarse de mierda hasta el último pelo de las cejas...

2 comentarios:

alibegovic dijo...

Lo importante en los trampos de pavé es la posicion en el peloton, habra que estar atentos para no caer en algun corte...

cochilin dijo...

esperate q te pille majo esperate...., q me estoy acordando de ti toda la semana, maniacooooooooooooooooooo