La Unión Soviética nunca se distinguió como una potencia en el mundo del fútbol. No eran malos, pero tampoco eran los mejores como podían ser en el resto de los deportes. Aun así les dio para ganar una Eurocopa y llegar a la final de dos más, cuajar buenos mundiales y ganar algún título a nivel de clubes. Sus jugadores eran en su mayoría auténticos artistas del balón con una técnica exquisita pero con cabezas no muy bien amuebladas. Como casi todos los jugadores del Este.
La primera gran estrella fue Lev Yashin. El considerado mejor portero del siglo XX por la Fifa, ganó con su selección unos Juegos Olímpicos, una Eurocopa y disputó cuatro Mundiales, llegando
a cuartos de final siempre, y disputando las semifinales en el Mundial de Inglaterra cuando ganaron los inglesitos por decreto ley. Apodado "la araña negra" por su vestimenta y sus movimientos, defendió la portería del Dinamo Moscú durante 22 años, consiguiendo todos los galardones individuales imaginables incluido el Balón de Oro siendo hasta la fecha el único portero que lo ha obtenido. Curiosamente es el único arquero al que le han metido un gol olímpico, esto es un gol de saque directo desde el corner, en un Mundial. Se retiró en 1971.
Por esas fechas comenzaba a despuntar en el Dinamo de Kiev un delantero ucraniano de nombre Oleg Blokhin. Permanecería en el club hasta el año 87, ganando dos Recopas de Europa, la del 75 y la del 86, esta última ante el Atlético en uno de los mayores baños que se recuerdan en una final europea comparable quizá al sobo de Atenas del 94. No obstante, estos dos hechos merecen su espacio aparte y serán convenientemente analizados en posteriores entregas.
La camada del 86 del equipo de Kiev estaba comandada por el gran Lobanovsky, uno de los mejores entrenadores europeos de siempre y practicaba un fútbol rapidísimo de toque y combinaciones con jugadas realizadas de memoria que literalmente ahogaba al rival. Blokhin era uno de los veteranos y lejos quedaba su Balón de Oro ganado en el año 75, pero unos jóvenes Demianenko, Rats, Zavarov o Belanov conformaban la columna vertebral de la selección que sorprendería al mundo en el campeonato del 86 pero que caería demasiado pronto en octavos contra Bélgica. Blokhin años maás tarde se convirtió en seleccionador de Ucrania y en un personaje capaz de soltar pozaladas de mierda de este estilo: "Cuanto más ucranianos jueguen en la liga local, más ejemplos habrá para las generaciones jóvenes. Que aprendan de Shevchenko o de Blokhin y no de un Zumba-Bumba (sic) al que encontraron en un árbol, le dieron dos bananas y ahora juega en la liga ucraniana." Haciendo referencia a la llegada de jugadores africanos a la liga ucraniana. Sin comentarios.
Y llegó el año 88. Eurocopa de Alemania. Cuando la disputaban las 8 mejores selecciones del continente y aquello era un torneo serio. La Unión soviética se presenta con una de sus mejores selecciones de todos los tiempos e indudablemente, su último gran equipo.
En la portería, Rinat Dasayev. Un titán bajo los palos, uno de los mejores porteros de la época compitiendo por ese cetro con don Paco Buyo o Jean Marie Pfaff. Un tío extravagante que después de todo esto vino a Sevilla a jugar con Maradona y la cohorte de estorrocadores del Pizjuán, más famoso ya en esa época por empotrar el coche en mitad de una fuente que por sus paradas, acabó su carrera por una lesión. Pero en el 88 era un titán.
En la defensa, Demianenko y un gran Vassily Rats. Una auténtica ametralladora desde el lateral izquierdo que enchufaba goles desde fuera del área con suma facilidad.
El centro del campo estaba plagado de artistas. Un joven Alexei Mikhailichenko, que iba para figura pero se quedó en un jugador correcto de la liga escocesa y poco más. Pero entonces era el Maradona del Don. Gennadi Litovchenko, una máquina jugando al toque con los compañeros.
Sergei Aleinikov. Más conocido en el Barranqué como Delfín Aleinikov. Gran centrocampista que militaba en el Minsk y que al año siguiente ficharía por la Juventus. Ese mismo viaje pero desde Kiev lo haría Aleksandr Zavarov.
En la delantera, Igor Belanov, del Dinamo de Kiev. Ganador del Balón de Oro de 1986. Acompañándole, su compañero de club, la ametraladora de Dnipropetrovsk, Oleg Protasov.
Primera fase. En el primer partido la URSS vence por un gol de Rats a los mandarinas de Marco Van Basten postulando sus opciones a llegar lejos. En el segundo partido empatan a uno contra Eire, sí, la Eire de Whelan, McGrath, Bonner, Staunton y Townsend, Aldridge y Cascarino, quienes habían vencido en la primera jornada a los albión con gol de Houghton (el que luego la enchufó en Nueva York ante Italia, posiblemente uno de los irlandeses que mejor debe de dormir todas las noches). Ambas selecciones comandaban el grupo.
Y en el último partido acontece la cacicada. La URSS se deshace sin dificultades de los albión con goles de Delfín Aleinikov, Mikhailichenko y Pasulko. En el otro partido, los mandarinas vencen en los últimos minutos con gol de Kieft (uno de los integrantes del PSV de tan infausto recuerdo). La Unión soviética pasa como primera de grupo, Holanda como segunda. Irlanda es tercera y queda apeada de la competición.
En el otro grupo Alemania es primera por diferencia de goles con Italia quienes se deshacen facilmente de España y Dinamarca que ya no eran las del año 86 aunque pocos podían imaginar que cuatro años después los daneses tendrían una segunda juventud. Pero eso ya es otra historia.
Semifinales. En Hamburgo, en un partido de alto riesgo, los mandarinas vencen con gol in extremis de Van Basten a la Alemania de Matthäuss. Los teutones se vengarían dos años después en el Mundial, aunque para entonces el señor Koeman ya habría soltado la pozalada de mierda correspondiente manifestando que "me gusta jugar partidos contra Alemania, porque así puedo cambiar la camiseta con algún jugador y limpiarme después el culo con ella". De aquellas lluvias los lodos de Italia 90, pero esa ya es otra historia del señor Rudi Völler...
La URSS por su parte le mete un batán de muy señor mío a los italianos que no se creían que sólo les metieran dos. Litovchenko y Protasov.
Y llegó la gran final en el Olímpico de Munich. Realmente no hubo mucha historia. Los holandeses llegaron un poco a trancas y barrancas cuando eran los favoritos desde el principio. Los soviéticos sobre los que había alguna duda inicial pegaron un sobo continuo durante el campeonato. Pero en la final se cambiaron las tornas y Holanda se impuso desde buen principio con goles de Gullit y Van Basten. Os dejo con el famoso gol de Van Basten, que bueno era un rato y al menos no jugaba en la secta del PSV.
Después de aquello la URSS se vino abajo y no sólo en lo futbolístico. Al Mundial de Italia acudieron donde les gastaron judiada tras judiada. Tuvo la mala suerte de cruzarse con Rumanía cuando empezó la explosión de estas gentes. 0-2. En el segundo partido, a vida o muerte contra Argentina se vivió una de las mayores cacicadas de la Historia del futbol. Nos ponemos en situación. Nery Pumpido, el portero titular albiceleste, se parte la pierna al chocar contra su compañero. Sale Sergio Goycoechea, a la postre uno de los mejores jugadores de aquel Mundial. Nervios en Argentina pues no se sabía como podía reaccionar el chaval. No importa. Ahí estaba el maldito enano cabrón y un sueco impresentable perpetrando con el silbato para echar a la URSS del Mundial. A continuación, las imágenes.
Uno que con 9 añitos quería que ganase la URSS y que perdiese Maradroga a partes iguales se llevó buen chasco. Si a eso se le une que era junio, hacía calor, la gente estaba con las ventanas abiertas y la calle de encima de casa exudaba argentinismo a raudales, jodía mucho, mucho. Resultado final 0-2.
En el partido siguiente la URSS le metió 4 tabas a Camerún que estaba impresionando y pasó 1ª de grupo. En el otro partido Rumania y Argentina firmaron unas sospechosas tablas que llevaban a los dos a la segunda fase (entonces pasaban los mejores terceros) y a la URSS a la calle.
Para terminar, os dejo un resumen del Italia-URSS de la Eurocopa del 88 ya que no hay mucha videoteca al respecto. Se intentará encontrar un video impresionante de un partido de clasificación entre la RDA y la URSS, pero ya será para otro día...
2 comentarios:
PUTO PSV !!
Sea como sea, 11 votos son muchos votos...Si Ramón Calderón pudo hacerlo en la asamblea de compromisarios ¿Los demás no? Jajajaja
Publicar un comentario