jueves, febrero 04, 2010

Le Grand Ballon y Le Ballon d'Alsace

En capitulos anteriores: inopinadamente se organiza una Paris-Tombouctú-Roubaix en pleno mes de enero. Pese a las numerosas bajas, Andy Marqués Schleck y Frank Zampolit Schleck se toman esta prueba como más que un entrenamiento. El pelotón se dirige raudo y veloz hacia dos colosos alsacianos. La Negror marcará quien es el más fuerte. O no.
La carretera embarrada no era lo que más preocupaba a los hermanos Schleck. Siempre les había gustado ascender esa pareja de puertos. Le Grand Ballon y Le Ballon d'Alsace constituían uno más de sus mitos anclados en su destartalada mente, pero esta vez estaba resultando un tour de force de proporciones que se les escapaban de las manos. Parecía como si las dos montañas se acercasen hacia ellos, como si la bicicleta, por mucho que se cimbrease, se agarrara y se agarrara cada vez más fuerte a esa carretera rugosa y enormemente embarrada.
-¿Cómo vas, Franckie?
-Jodido, esto no puede estar pasando, Andy.
-Toma líquido, te ayudará a subir mejor.
Por detrás distinguían a Desmond Kosovo Cavendish y algo más adelantado a Thomas "el Grisnell" Lockvist, quién iba, por momentos, con la bici al hombro, de barro hasta las rodillas y con una sonrisa de oreja a oreja.
Frank pegó otro arreón, miro hacia arriba, a la cima. Mejor dicho, a las dos cimas. No se lo creía, no podían ser tan bonitas. De repente perdió la visión de lo que estaba a su alrededor. Tuvo una especie de fundido en blanco. Ya no estaba allí, o mejor dicho, ya no era allí.
Miró otra vez a su alrededor y descubrió que ya no estaba su hermano, no solamente eso sino que estaba rodeado de negros. Atletas. Sí, eso eran, eran atletas africanos. "¿Y yo?" penso Frank. Se miró hacia abajo, estaba corriendo,ya no llevaba bici. Portaba un dorsal en el pecho y a la izquierda una especie de escudo. "¿Italia?", ¿qué coño es esto?". Descubrió que delante de él viajaban tres ¿keniatas? y estaba dando vueltas a una pista. Había gente en las gradas, mucha gente y a su paso podía ver banderas italianas que ondeaban. El público era en su mayoría "¿chino, o japonés?" pero entre ellos había exaltados que se levantaban a su paso y le gritaban "¡Totò! Anviamo, ¡sei grande!". Frank Schleck, o quien diablos fuese en ese momento y en ese lugar, no entendía nada.
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Desmond Kosovo Cavendish ascendía el puerto a otro ritmo. No era su día y por eso se había permitido el lujo de disputar la carrera con su compañero Canaletto a un nivel competitivo más sosegado. Incluso habían tomado alguna ruta alternativa por la zona del Col du Tourmalet, pico al que solía ir muy a menudo con su amigo Frank Schleck pero que ya no frecuentaban tanto juntos desde hacía un tiempo. De hecho aquel mismo día, Desmond le comentó la posibilidad a Frank de desviarse hacia el Tourmalet. "Ni de coña", le había respondido, "yo subo al Ballon d'Alsace directo y luego lo bajo y lo vuelvo a subir si hace falta". A Desmond le extrañó porque Frank había sido un fanático del Tourmalet, pero no se lo tuvo en cuenta.
Por como estaba ascendiendo aquel puerto, el Tourmalet, fue por lo que se asustó. Si hubiera ido a tope como en otras ocasiones, hubiese entendido esos mareos y esa visión borrosa, pero en esta ocasión, le resultaba extraño. Muy extraño, tanto que le pareció perder el conocimiento. Al recobrar la consciencia se descubrió tumbado en una cama, en una habitación, a oscuras.
"Bufff! joder, que pelotazo. Creo que se me fue de las manos!" fue lo primero que pensó Desmond pensando que debía haber perdido la consciencia en plena ascensión, victima de las sales y las glucosas sin duda, y debía haber sido evacuado en ambulancia a casa de su amigo Raimondas "la puta de Vilna" Rumsas, que tenía una casita en Arreau, cerquita de la cima. Pero algo no le cuadró. Los habituales posters y cuadros de ciclistas que colgaban de las paredes de la habitación de Raimondas no estaban. En su lugar había un poster de Espinete tamaño natural, un cartel de cine en el que se adivinaba que correspondía a la película española "El Sur", un cuadro de un sitio como con playa, con palmeras y un poster a su lado en el que figuraba en grande el lema "Disfruta Las Palmas". El escotokosovar a pesar de no conocer la lengua de Cervantes podía leer estas palabras, y comprenderlas, sin ningun problema. Al otro lado de la habitación, montañas de latas de cerveza vacías. Literalmente, montañas, sin orden ni sentido. O al menos, el orden o el sentido que pudiera darles un ser del Inframundo. Al frente una televisión. Encendida. Podía distinguir el símbolo del canal "Caza y Pesca" en su esquina superior derecha. El programa, una interesante exposición acerca de las costumbres de apareamiento del rodaballo noruego. A Desmond le dio por levantar su mano derecha. No le gustó lo que vio. Numerosas excrecencias y excreciones poblaban esa mano, ¿su mano?. Cuando miró más para abajo, lo que vio no era de este mundo. Las fuentes del río Brahmaputra eran menos caudalosas que la constelación de fluidos que cubrían su entrepierna. Desmond se revolvió en la cama, busco una luz que alumbrara ese sindios. Encontró torpemente una lámpara de mesilla mostosa, ambas dos, la lámpara y la mesilla y encendió una tenue luz. Al lado de la lampara había una foto. Lo que vio en la foto. Mejor dicho, a quién vio en la foto no le gusto nada de nada y le hizo comprender donde estaba y, todavía no sabía por que maldita razón y lo que era mucho peor, en el cuerpo de quién estaba.
(Continuará...)

4 comentarios:

Desmond dijo...

Las piezas del puzzle van encajando, sí señor...jaja. Madre mía...

Desmond 2 dijo...

Eeeh eeeh, eeeh... mmmm... (relamida interna de encías y refrotada de mano en la nuca de algún incauto mientras sostengo un Ducados humeante que pasa a un milímetro del pelo de la pobre victima)

Desmond dijo...

Dejando de lado mi metamorfosis; y refieriéndome en especial a los 2 puertos que se han propuesto subir, me gustaría recordarles que en el poker si no vas en una mano, se puede llevar lo de la mesa hasta una pareja de cuatros. Así que ya saben, vale más tirar fichetas aún teniendo de dadas un 2 y un 7, que teniendo pareja de jotas no ir. ¿Es o no es, Marqués?

Piotr Franck Ugrumovitch Schleck dijo...

Ni el Marqués, ni Kosovo ni jo mateix nos caracterizamos nunca por desaprovechar un K 2 de dadas. Por eso mismo, cuando parece que llevas pareja de Ases en la mano, no sabes nunca qué hacer.