jueves, junio 16, 2011

La Negror no descansa

Damas y caballeros, la Negror no descansa. Nunca descansa. Lo que han visto estos últimos días sobre sus cabezas no es una perturbación atmosférica, ni una borrasca, ni tan siquiera el humo de un recóndito volcán islandés, no. Es el Humo Negro de la Isla de Lost que ha vuelto y se dispersa. Si escuchan por casualidad, aunque la casualidad no existe, a lo lejos una canción de Edith Piaf despierten de una vez...


Mr Eko (interpretado por Chus Hefner), instalado en su puesto de control de la estación Dharma denominada "El Ojo" llevaba unos cuantos días observando perturbaciones en la forma de proceder de los habitantes de la parte de la Isla denominada, "El Buquidero Invernal". Informó de sus investigaciones a Hugo (interpretado por Fränk zampolit Schlek) y éste acudió a esa zona de la Isla a observar y ver que se podía colegir del asunto.


En otros tiempos dicha zona estaba ampliamente controlada por Ben (interpretado por Andy Marqués Schlek) pero ultimamente se encontraba demasiado atareado en la labor de controlar el cuartichón de la rueda que gira la Isla y de insertar los números mágicos en la estación Dharma denominada "La Primitiva".


El doctor Faraday (interpretado por Alimanya Sucrerera) había elaborado una teoría acerca de viajes en el tiempo, perturbaciones en el espacio y dislocaciones extrasensoriales a raíz de exposiciones prolongadas ante las ondas electroMcTétticas que emanaban ultimamente de las profundidades más oscuras de la Isla, de forma y manera que cuando uno de sus habitantes se viese al borde mismo de uno de esos saltos espaciotemporales que le catapultase en el tiempo, al tomar su objeto tótem en las manos, todo volvería a la tranquilidad.


El Señor Saíto (interpretado por G. M. Lafergeld) era el encargado desde hacía mucho tiempo de reconducir a los habitantes de la Isla que víctimas de las dislocaciones espaciotemporales eran abducidos por la mano roñosa y prénsil de la Negror (interpretada por V. Toré Mature Karpets) a otros mundos, otras épocas, otros estados de la mente... en definitiva, confinado entre las fronteras de Mordor lugar dónde el Humo Negro Sauroniano era amo y señor.


En otros tiempos el encargado de dichas tareas había sido Jacob (interpretado por Pinky) siendo el vigilante de los habitantes de la Isla desde su más tierna infancia. Sin embargo, las idas y venidas de unos mundos a otros le hiceron quedar anclado en un estado de duermevela en el que todo era para él un continuo ir y venir de besugos canarios y entrevistas a Migueli el del Barcelona. Había caído en el limbo y se esforzaba por regresar al mundo normal aferrándose a su objeto tótem. Él pensaba que se trataba del cuartillo de whisky DYC. Estaba equivocado.


Desmond (interpretado por el Crío Cavendish) era otro de esos personajes capaces de moverse entre los diferentes estados de la ensoñación prénsil y de las dislocaciones bursátiles del espacio-tiempo. A bordo de su Delorean y junto a su perro Lucas Skywalker era capaz de salir de su retiro en Villacangrejo y plantarse en Nieblavilla sin que el Humo Negro fuese capaz de alcanzarle y sumirle en la Oscuridad. En ocasiones merodeaba por la zona de la Isla denominada "El Buquidero de Verano" pero siempre regresaba raudo y veloz a su retiro antes de que la Negror se instalase por completo en su alma.


John Locke (interpretado por el Grisnell) llevaba semanas en un estado de agitación muy grande provocado por la mano prénsil. Su tótem langartiano ya no era capaz de retornarlo al mundo real y se encontraba tres o cuatro niveles por debajo de la Isla. A pesar de que la música de Edith Piaf atronaba en sus oídos, él en su estado de duermevela la interpretaba como una retahíla de mash-ups incesante que no paraba en su cabeza. Miraba a su alrededor y contemplaba al señor Saíto haciendo uso de su tótem, el Hu-ha chimobayiano, y pensaba "todo está bien". Pero no, no lo estaba...


Mr Eko permanecia durante muchas semanas en un estado próximo a la hibernación hasta que los rayos del sol que traía la primavera bañaban las tierras de la Isla y a sus habitantes. Desde "El Ojo" permanecía acechante a la espera de esos días y, entonces, recobraba la actividad que tenía su punto álgido en la época estival. Los negros nubarrones que acechaban a la Isla en las últimas semanas no le volvieron a sumir en el estado de hibernación, mas al contrario, le revitalizaron todavía más si cabe porque sabía la Causa que los originaba y comenzó a diseñar, más bien a pergeñar, los planos de la Iglesia que edificaría en mitad del "Paso de Jabalís", otro de los enclaves de la Isla.


"Hugo, acude al Buquidero Invernal. Ora et labora. La Iglesia necesitará cancha de baloncesto" le dijo el señor Eko a un atribulado Hugo. Así que Hugo se encaminó a ver que se cocía allí.


Hugo llevaba unos días confuso. Las visiones y/o ensoñaciones habían vuelto. Se levantaba a las 08:15, se acostaba a las 23:42... se despertaba en mitad de la noche a las 04:16... veía los números chungos por todas partes y, como si hubiese caído varios niveles en los estados de duermevela, veía proyecciones del subconsciente por todas partes... en el Buquidero, en la estación Dharma denominada "La Estrella del Tiempo", en los pasillos de Dharmaville... Faraday le había aconsejado aferrarse a su objeto tótem pero algo le decía que quizá su objeto tótem no hubiese sido elegido en un estado de plena consciencia... ese pensamiento y la llamada de Mr Eko le hicieron conceptuar que algo no marchaba bien.


Ben también había tenido problemas espaciotemporales. Los achacaba a sus innumerables horas al frente de la máquina donde insertaba números para salvar el mundo. Estaba convencido de que todo obedecía a un plan y que si no lo ejecutaba, nunca saldrían de la Isla y volarían a, por decir algún sitio, las Bahamas. O cómo le había corregido en alguna ocasión Locke, Nassau, que era mejor que las Bahamas. Pero... ¡Ben nunca jamás había querido salir de la Isla!, entonces, ¿qué hacía intentando convencer a todos los demás de que su labor en la estación "La Primitiva" era primordial para conseguirlo?... algo no encajaba. Sin duda, todo se había vuelto del revés. Ben había estado presenciando también demasiadas visiones del subconsciente y debía de estar atrapado en otro de esos niveles, acuciado por la mano prénsil...


Desmond se aferraba a un viejo periódico del "Diario del AltoDharma" cada vez que volvía a la Isla con su Delorean. Lo hojeaba hasta encontrar la sección del horóscopo y siempre buscaba lo que le depararía el amor. Recordaba haber estado una vez en la barca de Penny pero ya no sabía si había sido un sueño o realidad. Todos los días ponía en hora los controles de su Delorean hacia la fecha que él recordaba pero no sabía regresar a la barca, tal y como le había pronosticado el horóscopo. No se daba cuenta de que una y otra, y otra vez siempre hojeaba el mismo diario, siempre leía el mismo pronóstico. Tenía ráfagas ante sus ojos del futuro. No se daba cuenta de que su futuro ya había pasado. Estaba atrapado en el día de la Marmota...


John Locke llevaba varias semanas comportándose de manera extraña. Se le veía pulular en demasía por la estación Dharma de "La Estrella..." con unos andares extraños. Sobre todo cuando la megafonía dispuesta al efecto de entretener a los habitantes de la Isla arrojaba ritmos discotequeros, se abandonaba a unos bailes que nadie recordaba haber visto ejecutar jamás. Si uno lo analizaba con detenimiento parecía estar poseido... por el Humo Negro (interpretado por V. Toré Karpets) bailando a lo Rick Astley!!!


Saíto y Faraday se habían dado cuenta de estas terribles circunstancias que asolaban a los habitantes de la Isla. Uno se creía muy seguro yendo y viniendo entre mundos paralelos cerciorándose de no caer en el limbo, aferrado a su Hu-ha. El otro no iba y venía, o eso pensaba él, sino que analizaba desde un punto externo, o eso pensaba él, a los habitantes de la Isla como si fueran hamsters de laboratorio, aferrado a su constante, o eso pensaba él, la Estrella Damm...


Pero ¡ay, Babilonia impía!, la Isla caminaba ella misma, con paso distinguido y señorial, por otros derroteros en aviesa connivencia con Ben. Por 30 monedas de plata iba a vender a sus compañeros...


Faraday se encontraba enfrascado en estudios diversos para obtener una constante que les permitiese conquistar la estación "La Estrella..." sin menoscabo de su salud al intentarlo. Así es que decidió no acudir a la escaramuza semanal de rigor. Saíto había desaparecido, sin más. Era muy propio de él. Podía ser una desaparición temporal de varios días. Todos sabían que en realidad para él representaban muchos años en los que en su realidad virtual creada con sus ordenadores había creado un submundo alternativo, o eso creía él. El caso es que no apareció. El resto de habitantes de la Isla se preguntaba quién sería el afortunado que debería acudir a rescatarlo en el caso de que se hubiese quedado perdido en el limbo Hu-hahistico...


Desmond y Mr Eko se quedaron cada uno en su choza de Dharma-ville. El uno porque había tenido la visión de que si creaba una pequeña plantación de pepinos el horóscopo del Alto-Dharma le sería favorable, el otro pergeñando la jugada a seguir en la emboscada prevista próximamente en el "Paso de Jabalís"...


Así es que John Locke, Ben y Hugo se encaminaron a la estación "La Estrella..." a ver cómo podían conquistarla de una maldita vez, a pesar de no contar con el sentido y la cordura de Faraday. Hugo supo en ese momento que estaba vendido... A John Locke sencillamente no hacía falta venderlo ya que era un espectro poseído por la mano prénsil. Todos lo sabían desde que tuvo aquel incidente en el que se negó a fletar un avión, en caso de conseguirlo, a Bahamas pero sí a Nassau... ese desliz le había desenmascarado.


La estación "La Estrella del tiempo" se encontraba a su vez subdividida en varias secciones que copaban el interés de los habitantes de la Isla, en concreto la sección Frederiksberg, en honor del lugar de nacimiento del creador de la fundación Dharma, Alvar Hanso; la sección Alejandría, en honor de la mítica biblioteca egipcia; y la sección Helmántica, en honor del lugar donde se encontraba el archivo general de la guerra civil española dónde había luchado, y muerto, el padre de Alvar Hanso.


Ninguna de estas secciones había sido conquistada por alguno de los habitantes de la Isla, si bien cada semana organizaban varias escaramuzas para lograr el control de dicha estación. Su control conllevaría quién sabe si el destierro de la Negror de esos territorios, el no tener que hacer uso de los objetos tótem y el no tener que estar pendientes de caer en los estados de duermevela. O quizá sólo representase el tener acceso a alguna televisión, recordemos que en Dharmaville-Nieblavilla no había televisores, y poder sintonizar los partidos de la Liga española de fútbol, en concreto los del Madrid. Pero el caso era traspasar las puertas. A cualquier precio. Aunque para ello hubiese que hipotecar un Imperio...


Intentaron una vez más abordar la sección Frederiksberg mano a mano entre Ben y Hugo. John Locke había desaparecido en la espesura de la selva al ritmo de sus mash-ups incesantes. Debía de ser alguien que se encontrase en el nivel superior, Saíto no, desde luego. Alguien que le estaba poniendo a Edith Piaf a todo trapo para pegarle la patada y recuperarlo. Pero Locke hacía caso omiso.


Ben y Hugo quedaron desalentados muy pronto ante la dificultad para asaltar la fortaleza. La ausencia de Faraday y sus sabios consejos que reconfortaban el corazón y ponían cordura en las cabezas de los habitantes de la Isla ante las ensoñaciones que desencadenaban ante sus ojos, hizo que Hugo decidiese abandonar tan ardua empresa y marcharse hacia su choza de Dharma-ville después de que Ben le dijese que él también lo dejaba.


"No es un día propicio, lo dejo. La próxima vez lo intentaré con la sección Helmántica. Yo me quedo a inspeccionar el territorio, pero nada más" le dijo Ben a Hugo y este se fue a su casa.
A la mañana siguiente, Hugo comprobó con pasmo y horror que su reloj se había retrasado 23 minutos respecto al reloj que tenía colgado en la cocina (y esto es cierto, ya saben ustedes que en esta blog nada se inventa, en todo caso se exagera). Supo que Ben había girado la rueda. Supo que Ben le había engañado...


Salió de su casa a toda prisa y encontró a Ben custodiando la maldita rueda que hacía cambiar a la Isla de sitio. Sabía que estaría allí. Y también estaba Jacob... Traición a la Iglesia...


"¿Hubo color anoche, Hugo?" -preguntó Jacob


"No todo el que hubiese querido (maldito bastardo -esto lo pensó, aunque no lo dijo)" -respondió Hugo


Ben relató a Hugo las "artimañas" que había empleado para traspasar la puertas de la fortaleza. Hugo no le dijo nada, pero sin duda quedó convencido de que todo era obra del mismísmo Humo Negro que se había adueñado del cuerpo de Ben. Quién sabe desde hace cuánto tiempo. Quizá desde que se dio cuenta de que instalado en el cuerpo del Frutas nunca conseguiría ir muy lejos de la Isla. Desde el mismo momento en el que se dio cuenta de que tenía un DNI caducado...


Las arteras jugadas de Ben fueron desgrandas ante un atónito Hugo y un Jacob que pululaba por ahí intentando acceder a la rueda que gira la Isla. Hugo se sintió vendido y engañado. Derrotado por las circunstancias. Y pergeñó un plan con Faraday para infiltrarse en la fortaleza la próxima vez que Ben, o quién quiera que dominaba ahora mismo ese cuerpo, acudiese a ese lugar. Ahí estarían para desentrañar lo que había ahí dentro. Y si en ese momento acudía Ben, Saíto, o Locke, o el mismísimo Humo Negro a sacarles de ahí argumentando que estaban suferiendo una ensoñación y que hiciesen el favor de tomar el objeto tótem para volver al mundo real, Hugo sabía muy bien a dónde los mandaría a todos ellos. Al mismísimo Infierno... (continuará)

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