La tarde-noche de ayer fue confusa por decirlo de una manera suave. Que dos personas medianamente cabales en momentos esporádicos, tengan la misma inspiración divina al mismo tiempo y que esta no sea otra que comenzar la reconstrucción de la conflagración antiñicri del Somontano, más conocida como Buco Juniors, para la temporada que viene, marcaba ruina caracolera por todos los frentes. Lo dicho, por increible que parezca el Buco Juniors se está rearmando en sus cuarteles de Invierno para, quien sabe, reaparecer en el próximo Torneo San Ramón. El tiempo lo dirá pero todos aquellos que vieron "la lista" de futuribles para el club más maziello de la Liga confesaban sentirse abrumados por haber encontrado en esos 21 nombres la quintaesencia del bucardismo más aberrante. Mención aparte merecerían los entrenadores, pero como todo está en el aire no especularemos acerca de las altas cotas de sindiosismo a las que nos elevaría ese tridente de magia y fantasía. Lo mismo nos volvemos hasta buenos y hacemos cosas como esta
Los que no serán buenos en la vida son los comentarios de la Sexta. Benzema "el beduino". Tócate los cojones, mariloles. No sé por que extraña razón no llaman por ese silogismo estúpido a Fernando Amorebieta, "el guanche", o a Jesús Navas, "el gudari". No lo sé.
A lo que íbamos, a lo de la tarde-noche confusa. Si después de presenciar como Gutiérrez hace "eso" en un campo donde grandes del balompie blanco han fracasado año tras año, como Morales, Geremi Nitjap, Perica Ognjenovic o Elvir Balic (o era Bolic...), se te caen los cojones al suelo. Incluso Michael Laudrup (postrarse, incluido usted, G.M.) palmó en Riazor, lo cual dice mucho de la acción punitiva de Gutiérrez. Que casualidad que tuviese lugar la misma tarde-noche que el Buco había decidido volver a repartir pandereta. Algún incauto estaba girando la rueda. Perdón, la Rueda...
Acabado el partido, era de suponer que la muchachada buscaría respuestas a estos hechos. Como no los encontró en el documental que nos ofrecía la 2 "Hitler y Stalin; historia de un amor" (el título pudiese variar levemente), he aquí lo importante, la muchachada decidió tirar de heroicidad, arrestos y cojonera y montar, así como el que no quiere, una Paris-Toumbuctú-Roubaix a modo de entrenamiento para los 4 días de Dunkerque que ya se atisban en el horizonte. Fue una medida expeditiva, pero lógica, si se tiene en cuenta que los hermanos Schleck, Marqués Schleck y Zampolit Schleck, se encontraban transitando carreteras muy cenagosas desde primeras horas de la tarde.
Así pues, un grupo de intrépidos decidió partir con dirección al Infierno bajo las bendiciones de Darth Vader, quien desde su Estrella de la... Muerte, dio el banderazo de salida a esta edición invernal de "el Infierno del Norte". Por supuesto, Darth portaba pijama, esta vez sí, algo más discreto. Eran de la partida, Martín Tuin Tuin, el pincho Borgoñón, Patxi Panizo, Quijote Divac, Chus Heffner, el Grisnell y los mencionados hermanos Schleck. Ausencias importantes como el niño de Zacatecas, el Furby, Rusia, Portugal, Sandy "brazzers" Casals y muchos más... integrantes todos ellos del futuro "Club de Caballeros de Arlington" sito en las antiguas oficinas de la entidad bancaria más mejor del Universo, frente a la nave Victory. Pero eso es un tema aparte que merecerá ser expuesto y saboreado como se merece en próximos recitales de sindiosismo en esta blog.
Tras un transitar tibio por el paso di Gavia en el kilómetro 1516 de carrera en el que el Grisnell tuvo problemas de avituallamiento y estuvo a punto de provocar otro 18 de julio, el pelotón compacto se dirigió presto allí a donde los hermanos Schleck querían llegar, al Macizo Central.
Fue allí, en las postrimerías de Colmar, donde el niño de Pristina dio alcance al grupo. El escotokosovar que de vez en cuando tiene ráfagas del futuro ante sus ojos, Desmond Hashim Cavendish, alcanzó al pelotón acompañado del californiano Canaletto los cuales transitaban en dirección contraria al resto. Es lo que tienen los giros de Rueda y sus elipsis temporales... El señor Oscuro, V. Toré Karpets, estaba allí, simplemente. Del mismo modo que puede materializarse en medio de un partido de futbito con una camiseta de Camerún y unas pisamierdas, Él era allí. Por supuesto, también apareció G.M. Lafergeld. Sin duda tenía un acuerdo con el señor Oscuro para repartirse la Victoria y celebrarlo con uno de su habituales festejos en Boston.