lunes, agosto 03, 2009

Cuatro Días de Dunkerque. 3ª Etapa. Jamás salimos de Roubaix

Mientras los acordes del "Aleluyah" de Leonard Cohen todavía flotaban en el aire el pelotón se dispuso a partir rumbo a ninguna parte en la etapa del sábado. Por un lado, los Cielos se habían partido a media tarde, no se sabe muy bien si como colofón a la melodía de Leonard, preludio del fin de los Tiempos en forma de fundido blanco y cambio de eón y de emplazamiento de la Isla. Lo más plausible quizás resulte ser otra teoría que avanzaré más adelante, cuando se me ocurra (aunque yo esto ya lo he vivido, en el Futuro).

El barro resultante de todo esta rujada bíblica provocó que el pelotón se viese inmerso en una etapa de Locura por los alrededores de Roubaix. Contar todos los acontecimientos sería farragoso a la par que indecoroso. Tan solo nos atreveremos a resumir que quienes llegaron vencedores de la etapa se hicieron acreedores de ostentar el cetro de los Cuatro Días hasta el año que viene. Que el hombre de Isla de Man, Desmond Cavendish será el Dandy por los siglos de los siglos, o hasta que un nuevo fundido en blanco acontezca y nos vayamos a tomar por culo todos 30 años para atrás con Marty McFly al viejo Oeste. Que Ugrumov se ha reconvertido en un sprinter consumado y arrebató a base de tesón el maillot semen al gran favorito, Toño Boonen, que ni tan siquiera apareció. Que el mejor joven seguirá siendo Anli Schleck Alibêgovic porque siempre está ahí. Que Marco Van Basten se mueve con increible versatilidad por el adoquinado embarrado. Que Cadel Renton avitualló como un salvaje en los tramos de descenso y eso le valió llegar victorioso hasta el final.

Impactante fue la etapa de Joseangel Comotepones Marchante. Usó la misma táctica que días antes usara el ruso del equipo Frutas pero el hombre de Team Ambar acabó fracasando por falta de avituallamiento sólido en el organismo y exceso de sales en el cuerpo. Otro de los que dejaron buen recuerdo fue Sandy Casal. Disputó algún sprint a Ugrumov pero fue muy fácil para el letón. Así y todo estuvo ahí. Al polaco Esfor Ejaskula le sentó mal la EPO con la que dopa también a su querido gato y se quedó tirado en el desvío de la carretera a Lille pidiendo asistencia técnica y un bocadillo de caballa en aceite para pasar el mal trago. Ignatiev estuvo ahí pero en el momento de la verdad se diluyó, al igual que Martin o Karpets.
La etapa transcurría por las sendas del sindiosismo. Había amanecido que no era poco, aunque el Sol había salido por el lado contrario. Ugrumov no disparaba al astro rey pero le gritaba animaladas. El barro llegaba hasta las axilas. Era increible poder seguir avanzando. En el grupo de cabeza aguantaban el kazajoiraní Ignatiev, uyuyuyuyuy Sandy Casal, el niño de Zacatecas Anli Alibêgovic, el Barbol Cancellara, Frutas Katusha, Ugrumov, Marco Van Basten, su primo Marco Pantani, Cadel Renton de Todos los Santos y Ándres Tony Martin. Desmond Cavendish había recibido la llamada del ahorro y se encontraba haciendo sonar la canción de Leonard Cohen. Gesink, Ejaskula y otros más guardando fuerzas para días más propicios.
En ese momento, el director de carrera, el señor Sidrería Prudhomme llegó a cabeza de carrera y les comunicó que la etapa finalizaría en la frontera entre Nieblavilla la Nueva e Intramuros Brumosos.
La cabeza de carrera se lanzó como alma que lleva al Diablo en descenso vertiginoso hacia la meta. El niño de Zacatecas, el coloso de Teherán y algún otro fueron perdiendo comba. Dicha imagen contrastaba con la del letón Ugrumov y Marco Van Basten descendiendo a colicas el uno del otro a velocidad de miedo. El fuerte ritmo llevó a la cabeza a la línea de meta, la cual se encontraba atestada de gente. El pasillo humano a través del cual tuvo que pasar el grupo provocó una selección final. Van Basten, Pantani, Cadelrenton y Ugrumov entraron cogidos de la mano mientras Sandy Casal y el Ruso se batían en retirada.
Los premios de la etapa fueron entregados por el ilustre Pinky que se encontraba materializado en línea de meta cual Richard Alpert en la Isla de Perdidos. Ya estaba cuando llegamos, allí siguió cuando nos fuimos, allí estará cuando regresemos. Ese detalle y los números centrales de la combinación ganadora de Hugo Reyes han quedado más claros después de tan embarradas etapas.
El Crack: Desde la radiotelevisión letona nos parece muy injusto otorgar tal galardón a un solo corredor pues cada cual rindió al máximo en cada una de sus facetas, pero haciendo un cómputo general queremos entragar dicho premio a Cadel Renton de Todos los Santos.
El Dandy: y por mucho tiempo, Desmond Cavendish.
El Duro: dejamos a la elección de la radiotelevisión eslovena el candidato a ocupar este puesto.
¡Vaya Día!: Comotepones Marchante. Se excedió con las sales de fruta y lo pagó caro.

1 comentario:

el Prestidigitador de Lubiana dijo...

El duro fue Dani Paulinho. Comprar 24 helados, kilo y medio de panceta, 4 longanizas de metro y mas de un cuarto de cordero para una cena de 6 personas vale dicho titulo.