martes, enero 04, 2011

Hazañas Buquizas (IV): Lady Kañas

¡Feliz Año, gañanes! Un año que comienza con la proyección en TVE2 de "Amanece que no es poco" dice mucho de él, de lo que se espera y de lo que se le puede exigir y la primera noche del mismo fue una muestra del sindiosismo que nos va a deparar. Algún día se hablara del Niño de la Barquilla y de Vaya Día! aunque hoy quisiera parlamentar acerca de una hazaña que no fue propuesta a votación para ser contada pero que merece serlo. Así que ahí va... (a ver si el próximo partido lo ganamos porque ya me canso de hablar de carreras ciclistas, estrellas de leyenda y hazañas buquizas; quiero relatar una victoria del Buco ya!)
Esto ocurrió allá por el 2005 o el 2006, ahora mismo no lo recuerdo muy bien. No lo fijo bien a la memoria porque fue muy breve en el tiempo. Fue un fenómeno que duró un fin de semana, y seguramente ese sábado no hubo derrota blaugrana ya que de lo contrario recordaría fecha exacta y goleadores. Pero no.
El caso es que todo comenzó un viernes en el local donde unas veces pagaba la propiedad y otras veces nosotros. Ese local donde cierta vez el Fary, con sus dedos poliprénsiles, avitualló durante media hora a la muchachada a base de Nostrum y Voll-Damm con el sonrojante saldo de... "Bueno, os voy a cobrar un euro por cerveza, así que me teneis que pagar... 108 €". Ese local donde el Pirata y el zampolit (el mismo que escribe esto), tenían por costumbre gritar aquello de "YUUUUUUURIIIIIII, ABATE ESE CULOPAAAAAAAANZEEEEEEEEER" a volúmenes insanos e incompatibles con la vida humana, y audibles para uno de los dueños aunque estuviese pinchando música con los auriculares puestos (nota para G.M., excelentísmo presidente del UNED-Chess: no, no se trata de una licencia poética; realmente se quitó los auriculares, se acercó a la barra, me tocó en el hombro y me dijo: "Por favor, ¿puedes dejar de gritar? (alarir como un cerdo), es que no oigo lo que estoy pinchando [sic]).
Ese local donde, otra vez el Pirata, tuvo que sacar a Mousa de la barra después de que la vomitara por completo, a ella y a los veinte chambergos que se encontraban depositados sobre ella. Ese local...
Pues era un viernes y ahí debíamos estar el Pirata, Mousa, Schuster, la Alimaña, el Marqués y jo mateix. No sé si me invento a alguien o me dejo a otros tantos. Recuerdo que los tres últimos estábamos seguros y que, como era normal y es, el Marqués se acercó a la barra a pedir para él y los cincuenta satélites de alrededor.
Ese bar siempre fue famoso por acaparar, y ostentar, una de las pléyades más impresionantes de camareras del pueblo. Tan sólo igualado por la nómina del Negro. En aquellos tiempos solía estar por ahí Miss Hungría como mascarón de proa aparte de las dos dueñas que para que decir...
El caso es que aquella noche tenían chica nueva en la oficina. Rubia, alta, impresionante. Guapísima (en terminos casalsísticos, feeta del montón, le faltaba pitera). El Marqués acomete la transacción.

- Hola, ¿qué te pongo?

- (Palote, me pones palote. Una mina, le llaman MINA. Hola preciosa, me pondrás un hispánico brandy con letelcao, un pampero con cocacola, un bádminton con limón, una volldamm y un coantreau con cuarentaitrés. ¡Hala Madrid y Arriba España!) [dramatización de lo que esa cabeza pergeñaba mientras pedía más sosegádamente cinco cañas con limón]

- Tu cara me suena, ¿nos conocemos?

A lo que el Marqués con cara de póker, es decir, de llevar un 4 y un 7 y de que le resubieran antes de ver el flop, contestó

- Bueno, no sé, yo en este pueblo soy conocido. Yo tengo un bar...

- Ah, pues no sé de que será... bueno, te invito a las cañas

- Pues muchas gracias

Tras ver la jugada, confirmada y relatada por el Marqués, pensamos que había sido idea de alguno de los dueños quien habría adiestrado convenientemente a la zagala diciéndole cuando entramos y sin que nos diéramos cuenta "esos zagales han levantado este bar" o "esos zagales se dejan aquí media nómina" o "esos zagales se están dejando el hígado en esta barra" seguido de un "CUÍDALOS".

Lo que ya no es normal es que vayas a pedir la segunda ronda a la zagala nueva. Te sirva las cinco cañas y antes de ir a sacar las perras marche a la otra punta de la barra...

Sólo se puede explicar porque allí nos dejábamos mucha pasta. Quien no recuerda aquel mítico cumpleaños del Marqués en el que él mismo, Cadel Renton y yo cogimos sitio en la barra a las 12 y la abandonamos a las 7 sacando rondas de cubatas como si fuera un paso de ecuador. Rondas de ocho cubatas... y éramos tres personas (no G.M., no, no es una licencia poética, fue así de triste, así de cruento). Éramos tres personas y cada vez que se pedía se sacaban 8 cubatazos de whisky con naranja. ¡Joder!, si a uno de los tres ni tan siquiera le gustaba con naranja, y cada vez que se volvía y veía semejante ringlera lo único que sabía hacer era bramar "no me gusta el whisky con naranja", cinclarse uno de un trago y pedir otro con cocacola.

¿Qué dueño de bar no te va a venerar después de eso?

Pero vas a pedir la tercera ronda (llevamos 15 cervezas) y la moza te hace lo mismo.

Extraño, muy extraño. Y entonces le digo al Marqués, "la próxima la pido yo".

Me acerco a la barra con el billete en la mano, llamo a la zagala, le pido "lo de antes" y mientras las sirve le doy el billete, lo agito delante suyo. Se me acerca al oido y me suelta "no saques el dinero porque lo va a ver ***** (el dueño) y te voy a tener que cobrar". Mi pretez me obliga a no insistir y otra ronda más por la filorcha.

Llegados a este punto debimos decidir bajar a la panadería a echar unos saladitos (kilo y medio o por ahí y no, G.M., no es una licencia poética, kilo y medio o por ahí)

Pero al día siguiente salimos. Y convencimos al Marqués, quien vislumbraba alguna posibilidad de jodimiento en aquella zagala que Uiiiiiiiiiiiiii Casals no se hubiese mirado por planeta, de que había que hacer sangre, leña del árbol caído, y conseguir la mítica cifra de 40 cañas sisadas a la zagala que, a esas alturas, ya había sido bauitizada como Lady Kañas.

Nos acompañaba Quijote Divac y puede que el Pincho Borgoñón quienes no daban crédito a lo que veían sus ojos. Se superaron las 40 cañas de largo y no sólo eso sino también chupitos en cantidades industriales y demás viandas. Uno de los fines de semana en los que he llegado a casa con más dinero que con el que he salido ya que el viernes noche seguramente pagaría los saladitos y al recaudar de los comensales salí ganando. Y en el bar no me gasté NADA de NADA.

La moza duró otra semana más en la que nos volvió a invitar aunque de una manera muchísimo más sosegada y después jamás se supo de su faceta como camarera. Y nunca nos ha vuelto a pasar nada así de parecido. Lo cual no fue óbice para dejar de acudir a ese bar, semana tras semana, a dejarnos media nómina.

2 comentarios:

el marqués del mundo al revés dijo...

Y... lo más triste de todo, es que no se de qué me sonaba esa zagala... pero después de tratarme/nos de esa manera, pensé, "no se lo que hice pero, por una vez, debí quedar como Dios"... Eso se llama Justicia.

cochilin dijo...

uiiiiiiiiiiii
oyeeee q hay alguna tia plana q si es guapa me gustan igual !!!! (eso si, mejor me entran con 3 vodka caramelo)