Siguiendo con la tónica habitual de contar todo lo que acontece en el mundo a excepción de lo que pasa en el seno del equipo que da nombre a esta pocilga, vamos a adentrarnos en las enmierdadas y cenagosas aguas que conforman los pensamientos del parafílico de Bolillo. No contento con presentarse ayer, sábado noche, ataviado con una camiseta del Ché (no lo digo porque yo no admire a este hombre, sino porque si se levantara y viera la mercachiflería que hay montada en torno a él se moriría otra vez del soponcio), como digo, con una camiseta del Ché que a saber donde cojones la había comprado porque mira que he visto dibujos y copias de esa imagen pero la de anoche era horrenda con un ojo medio a la virulé que solo empataría con la apocalíptica imagen que suponía ver a uno de mis hermanos ataviado con una de esas camisetas en la que el Ché parecía tener paperas provocadas por la pantagruelica andorga a la cual tenía que ceñirse, como digo, no contento con eso y una vez fue inquerido por la rama fascistoide del Buco sobre "¿Por qué cojones te has puesto una camiseta del Ché?", el bueno de Bustillo, o más bien, el muy cabrón, respondió la siguiente aberración-pozalada de mierda:
"Porque me encanta la violencia gratuita"
Ante el pasmo general y mientras la gente, a falta de chubasqueros, se llevaba las manos a la cabeza para protegerse de la inminente femada que se cernía sobre nuestras cabezas, el ala fascista del Buco continúo metiendo el dedo y el salero entero en la llaga purulenta:
-"Pero, ¿a qué te refieres?"
-"A que me encanta la violencia gratuita y a que Fidel Castro quería hacer las cosas de un modo pero el Ché de un modo bien distinto y lo único que quería era dar leña recia... y por eso me gusta y llevo esta camiseta!!!"
Aliviados porque después de todo la contestación había sido de las suaves y no había sacado a relucir alguna de sus parafilias del estilo "me encanta la violencia gratuita y además he creado un club de fans en Facebook de cropofagia" relajamos un tanto nuestra posición ya que nadie esperaba la siguiente erupción del volcán. Bustillo se guardaba una última diarrea mental para sus acólitos. Una sublime pozalada de mierda en toda regla que soltó sin venir a cuento, como en sus mejores veladas. De repente, y retomando su cariz más radical y poniendo el grito en el cielo para que se enterara todo el bar cagó lo siguiente:
"¡Y es por esta razón que me encanta el Ché, y Hitler, y Pol Pot, y la ETA!!!!!"
Los más osados del bar tuvieron los redaños suficientes para girarse y observar como un homínido albino sacaba por sus fauces la poca vergüenza que le quedaba mientras un grupo alrededor suyo se revolcaba entre la lluvia de excreciones que caía sobre ellos riendo como hienas la bastardada más grande escuchada en mucho tiempo tras lo cual el mono albino se recostó nuevamente en su asiento y apuró su borguil de líquido elemento satisfecho por la forma en que su adoctrinamiento había calado en esos jovenzuelos.
2 comentarios:
Bueno, luego rectifique...
Dije que a Hitler no le admiriba, porque en el fondo, su violencia no era gratuita; tenia sus motivos...
Aplaude, Paolo¡¡¡
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