- Se ha levantado la Niebla.
- No tengo nada mejor que hacer hasta dentro de una hora.
- Porque me sale de los cojones.
A Cochilín y a G.M. sé que estas explicaciones quizá les resulten un tanto bruscas. No pasa nada, más tarde les aclararé los conceptos con un vodka caramelo, un whisky con redbull y una Estrella de por medio respectivamente. Pero al resto del mundo mundial, decirle que en esta blog nadie saca dinero de lo que se escribe o se deja de escribir, así es que por ello me remito de nuevo a la razón número 3 para justificar el que hoy se hable del panzercito polaco.
Hace unos días, recuerdo que hice una clasificación de los 5 goles que más había gritado en toda mi vida. Llevado por mi antibarcelonismo dejé de contar uno. Y es por eso que hoy, y sin que sirva de precedente, vamos a hablar de una Estrella de Leyenda que continúa en activo, es más, quizá (ojalá) recale en el Real Madrid. Hoy hablamos de Miroslav Klose.
Corría el año 2002 cuando en la ciudad que huele a col y mierda de perro, los estalentaos con los que me juntaba y yo mismo decidimos hacer otra de esas porras pantagruélicas con ocasión del Mundial de fútbol. Esta vez no se nos fue la romana y los jugadores no se traspasaban a base de euros, pues hubo ocasiones en que algún infeliz llegó a pagar 70 euracos por fichar a Makaay en una porra de la cual no quiero acordarme. El que ganó debió ganar muchas perras, pero los que perdimos... Makaay vendido después por 20 euros y la medianía de Overmaars. Y a cascársela con dos piedras. 50 euros tirados a la basura...
Bueno, el caso es que en esta se elegían los jugadores por turnos, sin coste alguno para el participante. A mí me toco elegir el último como siempre. Increiblemente, al final de la primera ronda nadie había elegido a Zidane. Yo, que siempre fui un poco afrancesado elegí al estandarte del madridismo en ese momento. No pasaron de primera ronda esos cabrones de vulcafresas. He dicho que "fui" un poco afrancesado. Una vez se retiró ese gran hombre ese afrancesamiento se diluyó en mi a la par que crecía de nuevo la afición por la selección alemana. Esa misma afición me llevó a elegir en segunda ronda a Panzercito Klose.
"Tú estás loco, estás pirao, puto comunista, no sabes lo que haces" toda suerte de exabruptos me cayeron por esa elección.
Klose era por aquel entonces un chaval recien llegado a la Mannschaft, que jugaba en el Werder Bremen y que venía a cubrir el puesto de delantero, que estaba cucado y raguñoso ya, después de que lo fuesen haciendo durante demasiado tiempo jugadores como Klinsmann, Bierhoff, Neuville y elementos de dudosa catalogación como Zickler, Asamoah y Jancker. Es que peor ya no lo podía hacer, era de cajón que este mozo iba a triunfar.
Primer partido del Mundial, y Panzercito le mete 3 tabas a Arabia. En la fase de grupos le enchufa otra taba a Irlanda y otra a Camerún. Inexplicablemente no vuelve a marcar en toda la fase final. Más inexplicablemente aun, a pesar de ello, Alemania consigue llegar a la final en el Mundial más flojo que uno recuerda. Pero Alemania llegó allí, y otros no.
Pasaron 4 años y Panzercito, que ya había fichado por el Bayern, se había tocado la cola de manera más o menos moderada en sus respectivos clubes. Sin embargo, es ponerse la zamarra alemana y, a pesar de llamarse Miroslaw en realidad y ser polaco de pura cepa, convertirse en el mejor delantero en el mes de junio cada cuatro años. Y estamos en 2006 en el Mundial de Alemania, que es a donde quería yo llegar.
30 de junio. Olímpico de Berlín. Cuartos de final.
La Broma se enfrenta a Alemania. América contra Europa. El fútbol directo contra el sobeteo cansino de balón. El ñicrismo contra el buquismo.
Ahí estábamos, en la nave Víctory, el Marqués a los mandos, Chus Hefner, Cadel Renton y yo, el zampolit, dispuestos a ver como la Mannschaft trituraba a un tierno Messi y sus secuaces. La primera parte se saldó con un empate a cero y mucha tensión. Estábamos en el Víctory de todas maneras, de esto que a ratos te miras el partido y a ratos estás contando chorradas en la barra, hasta que alguno de los guiñoteros abrió la bocachancla y dijo algo que no tenía que decir. Y se abrió la caja de pandora.
El nucleo duro alemán toma asiento en el altillo de la nave. No se sabe cómo se aposenta junto a nosotros un inocente súbdito de la República Argentina que no debió reparar ni en nuestra hosquedad cuando los pibes retornaban al campo y desfilaban por el tunel de vestuarios, ni en la camiseta que llevaba un servidor conmemorativa de ALEMANIA '74.
Comienza la segunda parte, y a los 3 minutos marca el, dejaré los calificativos para otra ocasión, defensa argentino Ayala. Abajo, los bocachanclas cantan el gol, arriba una suerte de insultos que arreciaban desde la Pampa hasta Ushuaia sin dejar a ninguno de esos boludos indemnes cayó y cayó durante más de cinco minutos. Y todos sabemos como se las puede gastar el Marqués cuando comienza a descalificar.
Visto lo visto, el súbdito argentino se levantó del asiento muy cortesmente, se la envainó y se marchó.
A los cinco minutos, aparece por el altillo uno de los habituales de la nave. Visto lo visto, le preguntamos.
-Tú, Trallero, ¿con quién vas? ¿con Argentina?
A lo que ese gran hombre respondio con un rotundo no y sacudiendo la cabeza. Así y todo, realizamos la segunda pregunta que no era tan ilógica y luego explicaré por qué.
-Entonces, ¿vas con Alemania?
A lo que ese gran hombre respondió asintiendo con los labios como muy pretos, como si aquello fuese una pregunta que le hería en lo más hondo, "la duda ofende".
La pregunta era pertinente porque, por ejemplo, uno puede estar viendo un Barcelona-Zaragoza y no esperar que gane ningún equipo sino, digamosle así, acontecimientos extraños como una abdución de todos los presentes, o que se caiga el cielo, o que pierdan los dos, o que se peguen entre ellos, o... qué sé yo...
El caso es que seguimos viendo el partido el nucleo duro alemán más el adláter que nos había acompañado, esta vez sí en condiciones, repasando todo el santoral cristiano cada vez que Alemania fallaba. Pero llegó el minuto 80 y Panzercito, al fin, metió una taba antológica de cabeza (los dos goles fueron de cabeza aquella tarde).
Ese gol fue cantado (y puedo compararlo porque en ambos casos estaba sentado en el mismo sitio) a volumen infernal. Mucho más alto que el gol de Puyol, más que el de Iniesta en el Mundial. Fue berreado como si nos fuese la vida en ello, mientras nuestro acompañante sacudía los brazos en alto. No con ese aire ñicri como lo haría un seguidor de los Mandarinas o los Spaguetis. No, lo hacía toscamente, con dos cojones. Como lo hubiera celebrado Torpedo Müller, o Santillana o Juanito. Con las tripas y los cojones.
A continuación nos volvimos al tendido y al bocachancla le cayó toda suerte de improperios, gratuítos sí, pero merecidos por la tabarra que había dado ese hombre que no sabe si un balón de fútbol es cuadrado o redondo. Siendo del Zaragoza lo único que puede saber ese hombre es que una vez se les apareció la Virgen del Pilar y David Seaman se cagó en los pantalones, a eso se reduce su conocimiento futbolístico.
Luego vinieron los penaltis, los alemanes pasaron, luego los argentinos montaron cipote, Bierhoff salió en plan Frank Nitti de los Intocables, le pegó un mascao a Ayala, este se lo devolvió a Frigoríficos Frings, este a su vez se lo devolvió a Ayala y el Mundial se fue a tomar pol culo. El Fifallarato suspendió al pulmón alemán por un partido e Italia venció a Alemania en la semifinal.
Y nos vamos al 2010. Panzercito siguió tocándose la cola 4 años más en sus respectivos clubes. Se autoexpulsó en aquella semifinal jugada por el Werder ante el Espanyol e hizo que todos los pericos y las gentes de buen corazón tuviesen el corazón reconfortado hasta que aquel suizo de cuyo nombre no quiero acordarme perpetró aquel latrocinio contra la entidad perica a favor de el cacicato del Sáncheh Pihuán. Lo que se escucho sobre ese colegiado aquel día, y la forma en como alguno quería acabar con su vida, me la callaré no vaya a ser que nos chapen la blog.
Y llega el Mundial. Y el señor Kloze, el polaco Miroslaw, llega otra vez en forma el jodido. Esta vez lo tiene más fácil. Tiene un pedazo de sucesor como la copa de un pino, Thomas Müller. Y los otros alemanes parece que la tocan. Ya no son clones de aquel rotovator llamado Dieter Eilts. Y nos encontramos ante otra de esas tardes "muertas" en la nave Víctory. Esta vez el partido es contra Inglaterra y la asistencia es más nutrida. El Grisnell, Canaletto, la Alimaña azucarera, el teutón Chus Hefner... había gente ese día. Y el bocachancla también estaba, e incluso una pareja de súbditos alemanes.
Esto lo contaría mejor el Marqués, pero como sé que no va a escribirlo, ya puntualizará si eso. La pareja de teutones se acomodan en la barra y con un exquisito castellano preguntan si es posible ver el partido de fútbol. El Marqués les dice que sí, que no se preocupen, que además se sentirán como en casa.
Y en el minuto 20 esa pareja se dio cuenta que no, que como en casa no, que ni en Berlín debieron cantar ese gol como en la nave Víctory. Aquella pareja alucinó cuando Panzercito metió el primero y todo el altillo en pleno se levantó y comenzó a berrear. Joder, si el Grisnell cantó más esos goles que los dos últimos de España en el Mundial..
La pareja se volvió al Marqués y el señor le preguntó "ah, pero ¿entonces van con Alemania?" a lo que el Marqués le respondió, "claro, ya se lo había dicho. SIEMPRE vamos con Alemania".
Aquello fue un festival y un chorreo histórico. A Inglaterra le anularon un gol que suponía el empate. Sí, sí, un gol como el que le anularon en el mismo partido a los alemanes hacía 40 años. Donde las dan las toman... Por supuesto en ese momento el altillo rugió, y el bocachancla se tuvo que refugiar en los naipes.
Ahora dicen que el Madrid, el de fútbol quiero decir, está tanteando a Klose o a Van Nistelrooy. Cualquiera de estos dos fichajes provocarán que de aquí a junio vuelva a hacerme del Madrid, de fútbol quiero decir. Porque con cualquiera de esos dos fichajes se atisba la tragedia blaugrana, una remontada al final de la Liga, un gol in extremis y un nuevo día de fiesta en el altillo de la nave Víctory. Amén.